28 de octubre de 2008

Un día en el Bazaar


Ir al bazaar (mercado) es una de las experiencias más interesantes que puedes tener en la ciudad para conocer más a fondo a la gente de este lugar y cómo se relacionan.
Olores, colores, sabores, gritos, regateo, chismes. Una explosión de los sentidos!!
Un amasijo de gente que viene y va. Coches en contra dirección, unos que se enfrentan contra otros. Pitidos. Charcos por todos lados. Agujeros en la calzada. Carretillas que parecen corren solas. Miradas. Sus miradas, tu mirada. Intercambio. Pocas palabras en ruso salen de mi boca, pero nos entendemos. Gratitud por mi parte, hospitalidad y calidez por la suya. Risas.
Todo lo que quieras encontrar está aquí. Enchufes, cazuelas, arroz, calcetines, tomates, plantillas para los zapatos, desodorante, lejía, cables, muebles, etc, etc, etc.
Hay millones de bazaares por toda la ciudad. Nunca cierran. Hay de todo: puestos fijos, puestos ambulantes, puestos improvisados. Pero hay de una cosa que hay poco: extranjeros! Aquí te sumerges en el corazón de Asia Central. Es bueno conocer sus reglas, pero inevitablemente tu cara de asombro te delata la más de las veces, y de repente te olvidas (o quieres olvidarte) qué habias ido a comprar allí. Me quedaría paseando por allí horas y horas, rastreando, hablando, aprendiendo qué es tal alimento y cómo se cocina, o cuál es el plato típico de x sitio, o de dónde viene usted que lleva ese gorro de hombre de las montañas?

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