13 de diciembre de 2008

Los secretos escondidos

Después de dos meses por este lugar, empiezo a conocer y entender parte de sus secretos, empiezo a escuchar los susurros de esta tierra.
Al principio cuando llegué me asombré de la apariencia occidental de Bishkek. Es cierto que, cada vez más, la ciudad se occidentaliza adquiriendo patrones de consumo capitalistas y aceptando, de buen grado, la cultura europeo-americana, con sus huecos y sus luces de neón.
Pero hay un cierto sabor agridulce que se va notando, poco a poco, en las formas de comunicarse de esta gente. Se percibe como hay una barrera robusta y serena por parte de estos antiguos nómadas, que te dice:
STOP! Somos un pueblo antiguo, libre, que ha mantenido sus costumbre inclusive a pesar de la mano de hierro de los Soviets. Somos fuertes y luchamos por seguir siendolo, aunque nuestros dirigentes sean corruptos y no tengamos con que calentarnos por la noche por los asiduos cortes de luz que sufrimos. Tenemos dignidad y no pensamos perderla.

Asia Central, un hervidero de disputas. Una fuente de riquezas. Un crecimiento insostenible. Unas tradiciones aberrantes, en algunos casos. Unas sonrisas inolvidables. Unos ojos que se pierden en los tiempos. Una oportunidad para inversores. Unas montañas para perderse. Unos bazares donde te pierdes. Unas mujeres esclavas. Unos derechos perdidos, otros derechos conservados. Guerreros. Guerreras. Espiritu salvaje de tiempos pasados. Envidias. Rencores. Marcas de dolor. Trabajo duro. Futuro presente incierto.


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